Nº45 - Añoranza

Falso caminar imperecedero,
que obstaculiza el paso
de este mal presagio
que en mi alma se corrompió,
impidiendo que la dicha,
clara, perfecta y carente de avaricia,
gozara del amor.
Esa templanza anhelada
que creció cerca del mar,
triste, oprimido por millones de olas
sedientas de venganza
que por fin nunca volverán,
para permitirme descansar
y hacerme amiga de esta…
mi soledad.
De pronto vibra mi cuerpo,
embrujado por la dicha
que regresa por un solo día,
polvorienta,
pero capaz de devolverme
por una vez su aliento.
Es noche oscura,
sólo perfectas estrellas
lucen a mi vera.
Conservo un ápice de temor,
me pregunto ¿qué ocurrirá?
Localizo la mía,
la que me cedió él aquel día,
una noche de puro amor
y fue entonces cuando escuché su voz.
Era ésta, marchita,
suave y concisa
quien me habló y recordó
que entre nosotros siempre existirá
el más puro reflejo del amor.
Alcé mi mano
para alcanzar
un pedazo de su luz,
noté su caricia al tiempo
que cicatrizó mi herida.
Una herida profunda
sellada con dolor.
Le despedí
entre lágrimas amargas
que se mezclan cobardes
con la frágil mirada
de la cruda añoranza.
Porque a pesar de todo…
…sigo añorando su calor.



Mensaje: Vil y cruel es la añoranza, te reitera, te anula y te devuelve atrás, sin permitirte elevarte hasta la dignidad del momento. Aburrida añoranza, vil y cruel, olvídate ya y déjame que hoy tengo cosas que hacer. Es el momento de aceptar que todo está sometido al influjo de los ritmos, vida-muerte-vida-muerte… y murió. Existe la muerte para que pueda existir la vida.